jueves, 30 de junio de 2016

Dudas y mejoras sobre EL BUSCADOR

Hola Buscadores!

Hacemos esta entrada para saber vuestras dudas, incertidumbres, posibles mejoras, consejos etc sobre nuestra novela EL BUSCADOR.

Nos vendría muy bien vuestros comentarios, para seguir mejorando y hacer un segundo libro mucho más completo.

Claro está que nosotros tomaremos ideas, consejos, etc que creamos conveniente, sin cambiar la historia, nuestra idea, y estilo de escritura, pero nos viene bien saber vuestra opinión.

Os pedímos ese favor, y esperamos que os animéis a COMENTAR!

Un gran saludo, Buscadores!

domingo, 26 de junio de 2016

Nuestra propuesta de Capítulo

Hola, Buscadores!

Hoy venimos a anunciaros que hemos sido elegidos entre los dos mejores capítulos en un "Concurso"/iniciativa, del blog "Porque amamos los libros" http://porqueamamosloslibros.blogspot.com.es, que trata de que su administrador Isma junto a la administradora de otro blog, Laura, de http://viviendoenlasestanterias.blogspot.com.es/ , han escrito un capítulo de una historia de amor/infidelidad/asesinato y incita a los lectores de los blogs a continuarla capítulo a capítulo. PODÉIS VOTAR POR ALGUNO DE LOS DOS CAPÍTULOS AQUÍ: http://porqueamamosloslibros.blogspot.com.es/2016/06/vuestra-historia-parte-2-eleccion-del.html

Nos pareció una gran idea, así que hemos participamos con el segundo capítulo, con un giro más violento, dándole una vuelta de 360º a la trama, y un cambio en la personaje principal, dándole nuestro toque personal.

 Os dejamos con nuestro capítulo para que opinéis :)
CAPÍTULO 2: “OTRA VIDA”
Era de noche, Lucía estaba sentada en una mesa de un bar de mala muerte situado en Dios sabía dónde, la única certeza que tenía la joven era que se encontraba en Australia. Había pisado por primera vez esa tierra hacía ya varias horas, y haciendo autostop había avanzado por carretera hasta que la habían dejado en aquel lugar.
Aún no podía creerse lo que había hecho, había matado a alguien, ahora era una asesina. Sí, ella estaba convencida de que Jorge se lo había merecido, la había engañado y humillado, y no solo a ella, suponía que lo habría hecho con muchas otras más antes.
Pero no era tonta, sabía que nadie aparte de ella entendería que lo hubiera matado, que hubiera arrebatado una vida. Ni sus padres, ni sus amigos y muchos menos la policía.
Sin remediarlo las lágrimas recorrieron sus mejillas, su vida tal y como la conocía había terminado, ahora empezaría otra vida para ella. Con unas manos temblorosas se limpió el rostro de lágrimas y bebió un sorbo de su bebida, no solía beber alcohol, pero en ese momento necesitaba beber algo fuerte.
Las manos le temblaban tanto que casi dejó caer el vaso sobre la mesa.
—¿Estas bien, cariño? —la camarera se le había acercado al verla llorar—. ¿Necesitas ayuda con algo?
Lucía se defendía bien con el inglés, pero no estaba acostumbrada al acento australiano y algunas palabras se le escapaban, pero la cálida mirada de la camarera fue suficiente para hacerla comprender que quería ayudarla.
Lucia hizo un gesto con la mano para indicar que se encontraba bien y, con una sonrisa, la camarera volvió a su trabajo. Pero antes de que la camarera llegara hasta la siguiente mesa a servir, un hombre entrado en años, completamente calvo, y que disfrutaba en solitario de una botella de whiskey alargó su brazo y le pellizcó el culo con la mano.
La camarera se volvió sorprendida y un ligero rubor apareció en sus mejillas, el hombre que le había tocado el culo se limitó a sonreír como un bobo, seguro de su derecho a actuar de tal manera, pues él era el cliente y la mujer, una simple camarera.
A lucía le hirvió la sangre al ver aquello, no pudo sino recordar la humillación que había sufrido al ver al hombre que había amado engañándola con otra mujer. ¿Acaso era que todos los hombres pensaban que tenían el derecho a reírse y humillar a cada mujer que se cruzara en su camino?
Entonces observó que el calvo se levantó de su asiento y tambaleante, cual borracho, desapareció por la puerta trasera del bar, sin duda alguna a aliviar la vejiga en uno de los retretes situados fuera del lugar.
Lucía entonces reunió todo el coraje que pudo y le siguió. Estaba dispuesta a hacer que ese cerdo volviera a adentro y se disculpara con la pobre camarera por el mal rato que la había hecho pasar.
Al salir y acercarse a los retretes se lo encontró de pie frente a uno, acaba de terminar y se abrochaba la bragueta.
—¡Eh, tú¡ ¡Entra ahí de nuevo ahora mismo y discúlpate por lo que has hecho! —dijo lucía con todo el convencimiento que pudo.
El calvo no pareció prestarle atención, estaba tan borracho que se bamboleaba de un lado a otro y los ojos le brillaban. Lucía comprobó que vestía una chamarreta vaquera y que en un cinturón guardaba un cuchillo, parecido al que le había visto llevar al protagonista de la película “Cocodrilo Dundee”.
—Aparta —fue lo único que pudo entender que le dijo antes de que soltara un sonoro eructo y la empujara contra la pared.
Estaba furiosa y temblaba de los nervios. Volvió a su mesa y se bebió lo que le quedaba de bebida de una vez. Después de lo que había hecho en Londres, la policía encontraría la manera de dar con ella. Además no había pensado bien sus movimientos y quizás había dejado algún rastro que los llevara a Australia. Si hubiera visto más series policíacas… Así que tomó una determinación, el tiempo que le quedara de libertad, lo usaría para acabar con aquellos hombres que no respetasen a las mujeres. Si había matado a su propio novio, no le costaría hacerles lo mismo a otros.
Dejó en la mesa un billete de los que había conseguido cambiando sus ahorros por dólares australianos, salió del bar y esperó en el callejón contiguo hasta que el borracho apareció por la puerta. Esperaba que no pudiese recordarla debido al alcohol.
—Oye —llamó al hombre, que se giró como pudo—. Oye, tú…
El calvo puso cara de pocos amigos, y torció el gesto cuando Lucía se acercó a él.
—¿Qué coño quieres…?
Pero Lucía no le dejo acabar la frase. Con rapidez le quitó el cuchillo que llevaba a la cintura y se lo clavó en el cuello, y repitió el movimiento varias veces más, mientras el hombre se llevaba las manos a las heridas, de las que brotaban chorros de sangre. El hombre cayó muerto a los pocos segundos a los pies de Lucía, que lo arrastró hasta una esquina llena de cajas con unas botellas vacías. Lo escondió como pudo y se intentó limpiar la sangre con algunos trapos viejos que cubrían las cajas.
Lo había vuelto a hacer, había quitado otra vida. La de otro cerdo, y había decidido que no sería el último. Tendría que tener cuidado, pensar bien cómo llevar a cabo los asesinatos, no dejar pistas… Pero sobre todo, tendría que encontrar a esos hombres que se creen por encima de las mujeres y dejan de ser hombres, para convertirse en animales.
Y Lucía había dejado de ser la antigua y dulce Lucía. Ahora se convertiría en una cazadora de animales. Había dejado de temblar.
Pascual abrazaba a su madre mientras esta lloraba desconsoladamente. Estaban enterrando a su hermano, Jorge, su querido hermano pequeño, cuyo cuerpo acababan de enviar desde Londres a España. Por lo que la policía le había contado, había sido brutalmente asesinado en su propia casa y todas las pistas apuntaban a que la asesina había sido su novia, Lucía, en un ataque de celos, la policía también le había dicho que el ultimo rastro que tenían de la joven era un vuelo a Australia, que era un país sin tratado de extradición con España.
     Con palabras educadas le habían dicho a Pascual que harían todo lo que estuviera en sus manos para atraparla. Pero mientras Pascual veía llorar a su madre tuvo la convicción de que si quería que se hiciera justicia con su hermano debería encargarse él mismo.
    Cogería el primer vuelo que saliera para Australia y encontraría a la mujer que había matado a su hermano, la detendría y se aseguraría de que pagara por sus crímenes. Se encargaría de que se hiciera justicia.
Autores del fragmento: Darío Cobacho y José María Rodríguez (autores de “El Buscador”) para la iniciativa “Vuestra historia” del blog “Porque amamos los libros”. 20-06-2016.

viernes, 24 de junio de 2016

Prólogo segundo libro de la saga "La búsqueda del Torem"

Hola, Buscadores!

Como anunciamos en redes sociales, estabamos esperando a tener 50 puntuaciones en la aplicación de lectura Goodreads en nuestro primer libro "El Buscador". Al fin hemos llegado a esa cifra, y tras 51 puntuaciones, llevamos una nota de 3.69 sobbre 5.00.

Para nosotros, dos chicos sevillanos sin experiencia ninguna en el mundo de la escritura, esto es algo increíble. Son 51 puntuaciones, pero más gente ha leído el libro, y en su gran mayoría, las críticas que recibimos no son más que ilusionantes y muy positivas.

Queremos desde aquí agradecer a todo lector que haya tomado su tiempo en leer nuestro libro y haya puntuado o no, haya hecho reseña o no, porque gracias a ti, a todos, podemos seguir con las mismas ganas que empezamos!

Como os prometimos, aquí tenéis para los interesados, el prólogo del segundo libro, que os recordamos que saldrá un pocos meses, eneste 2017 :)

Espero que os guste y si tenéis cualquier petición, consejo u opinión, la dejéis en los comentarios o en nuestras redes sociales.

Muchas gracias de nuevo a todos y os dejamos con el prólogo!
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Prólogo



Cuando Merdegaf observaba a su alrededor, sentado en su silla de madera a la entrada de su cabaña en medio de Bosque Alto, podía pasarse horas sin hacer nada más que admirar su hogar, como le gustaba referirse a aquel lugar, en Tresbel. Contemplando como el viento agitaba las hojas de los árboles y como los animalillos correteaban libres por la hierba, solía relajarle día tras día. Pero esa mañana tenía la extraña sensación de que algo raro ocurría.
Tras levantarse, agarró un pequeño conejo que apareció justo a su lado y entró en la cabaña. A veces le gustaba disfrutar de la compañía de algún vecino del bosque, y él ya era uno más para ellos, así que los animales no le tenían ningún miedo. Mientras le daba un poco de comida y lo acariciaba, miró por la pequeña ventana que tenía a su lado. El aire susurró unos segundos. Algo ajeno al bosque andaba ahí fuera, lo presentía.
—Tú también lo notas, ¿verdad, amiguito? —El anciano soltó un leve suspiro mientras volvía a acariciar al pequeño conejo, que comía sin ninguna prisa el trozo de zanahoria con el que le había obsequiado.

Anochecía en Bosque Alto, y un anochecer en dicho lugar otorgaba una escena única a todo aquel que habitara o pasara por allí. Los últimos rayos del sol, antes de ocultarse, se colaban entre los altos árboles y sus ramas, iluminando con una luz tenue y anaranjada que se fundía con la luz azulada proveniente de la luna. Merdegaf siempre presenciaba el momento justo en el que coincidían ambos hechos, maravillándose cada día de igual forma por tal belleza. Todo estaba en calma, solo se oían las ramas de los árboles mecidas por leves corrientes de aire cada pocos minutos y el sonido que hacía al comerse otra zanahoria el pequeño conejo que lo había acompañado todo el día. Pero para Merdegaf era imposible no darse cuenta. Llevaba casi media vida entre aquellos árboles, y ese día era diferente al resto, ya que seguía notando que algo alrededor era distinto. Que algo era peligroso.
Antes de entrar a su cabaña echó un último vistazo pero no vio nada salvo los árboles y la vegetación, así que cerró la puerta y echó los cerrojos como hacía cada noche, por si algún viajero se perdía en el bosque y se topaba con la cabaña, evitar que se colara sin permiso.
Toc, toc, toc.
El sonido del golpeteo contra la puerta le tomó de improviso y Merdegaf guardó silencio durante un minuto, esperando que solo fuera el viento.
Toc, toc, toc, volvió a escucharse.
—¿Quién? —preguntó el anciano con una voz más grave de su tono normal mientras un mal presentimiento hacía que se le tensara el cuerpo—. Diga qué quiere o márchese por donde ha venido —dijo seriamente.
Pero no obtuvo una respuesta. Pasaron unos segundos de silencio solo interrumpidos por el choque del viento contra la cabaña. Merdegaf se acercó a la ventana y sacó fuera al conejo justo cuando se oyó un fuerte estruendo. La puerta cayó al suelo y por el hueco apareció una figura. Merdegaf miró al intruso a los ojos y ambos se sostuvieron la mirada. Tenía los ojos hundidos y muy claros.
—Dime dónde está Byron Marshall, viejo.
El hombre era de estatura media, delgado e iba vestido con una chaqueta de cuero que tenía cosida una capucha negra que no le ocultaba el rostro en ese momento, por lo que Merdegaf pudo observar que tenía el pelo negro y peinado a ambos lados por una raya en medio. A su espalda podían verse las empuñaduras de dos espadas cruzadas.
El anciano sabía que tarde o temprano aquello ocurriría, Byron le había prevenido y suplicado que se ocultara en algún otro lugar más seguro que un bosque aislado, pero eso era imposible para él. Huir de su apreciado bosque habría sido como perder una parte de su alma. Antes que eso, prefería luchar.
En cuanto vio a su oponente, Merdegaf supo que tendría que actuar rápido, no podía fallar, así que con un movimiento más ágil de lo común en alguien de su edad, se abalanzó hacia la pared que tenía a su espalda. Con su mano izquierda agarró un pequeño taburete y con la derecha la gran lanza que tenía colgada en la pared y que hacía tanto tiempo que no usaba. Justo cuando colocó el taburete a modo de escudo, el intruso se le abalanzó blandiendo ambas espadas. Eran grandes pero ligeras, y de un color plateado mate. No brillaban, al igual que los ojos de su dueño.
Merdegaf se defendió de las estocadas de su enemigo interponiendo el pequeño taburete mientras esperaba el momento adecuado para contraatacar con su lanza. A pesar de no usarla desde hacía tiempo, la lanza siempre había sido la única arma que había necesitado para vencer a cualquier enemigo, por fuerte que fuera o por arma con la que se encontrase en el combate. En eso, él era un experto.
Merdegaf, el Lancero, con ese nombre le habían conocido en el pasado. Había sido uno de los mejores soldados que Ravencros había tenido. Participó en mil y una batallas comandado ejércitos enteros y, aunque apenas abandonaba ya su querido bosque, sabía que todavía los bardos cantaban canciones sobre él y sus hazañas. Pero esos habían sido otros tiempos, tiempos que prefería olvidar. Con esa idea se retiró a Bosque Alto, para descansar.
Pero el pasado siempre vuelve, se dijo a sí mismo Merdegaf, y siempre hay tiempo para una última batalla. En su juventud sabía que podría haberle plantado cara a aquel individuo, pero ya no era joven.
Su enemigo era como un felino, se movía como el viento. Sin previo aviso este lanzó una estocada por su derecha y, antes de atajar el golpe, el anciano ya tuvo que prepararse para desviar un corte idéntico, proveniente desde el otro costado. Con pesar, Merdegaf comprobó que al taburete no le quedaba mucho antes de astillarse. Debía pasar al ataque.
Hizo un amago con la lanza y, con un empujón en el momento adecuado, tiró a su contrincante al suelo, momento en el que Merdegaf aprovechó para salir fuera a campo abierto, ya que su lanza no era pequeña y él necesitaba más espacio. Su enemigo no tardó en aparecer.
—Vaya, me has sorprendido, viejo. Me gustas. —El hombre sonreía mientras hacía movimientos con ambas espadas, acercándose—. Pero necesito que me digas dónde está Byron Marshall. No lo repetiré. —Ya no sonreía.
—No me vas a sacar una palabra, tendrás que matarme.
El anciano se abalanzó con la lanza en ristre apuntando hacia su adversario, pero este le detuvo la embestida y entonces Merdegaf se percató de que tan solo había estado jugando con él, como un gato que se divierte con un ratón antes de devorarlo. Con un último movimiento de ambas espadas que Merdegaf apenas pudo ver, su adversario mandó la lanza a varios metros a la vez que le asestó un feo corte en el costado y lo tiró al suelo boca arriba, sangrando. Merdegaf profirió un grito de dolor y se llevó la mano a la herida. El verde suelo no tardó en teñirse de un rojo intenso.
—Que así sea, viejo.
Mientras el intruso del bosque se acercaba con ambas espadas en las manos, Merdegaf observó la preciosa manera en que la luna iluminaba el bosque, su hogar, también como correteaban algunos conejos a lo lejos, ajenos a todo aquello que estaba ocurriendo. Había llegado su hora. Solo podía alegrarse de morir en aquel lugar que tanto amaba. Y eso hizo.

Una vez terminado el enfrentamiento, Suspiro se retiró los mechones de pelo que se le habían quedado pegados a la frente a causa del sudor y se cubrió el rostro con la capucha.
—Un minuto y cuarenta segundos... ¡No es suficiente! Tienes que encontrar a alguien más fuerte —se dijo a sí mismo mientras volvía por el sendero que lo había llevado hasta la cabaña.
No le gustaba la idea de no haber cumplido la misión. Debería de haber obtenido alguna información sobre el paradero de Byron Marshall. Ese viejo estaba siendo más escurridizo de lo que habían supuesto. Pero no le preocupaba demasiado, pronto darían con él.
Fuego encontraría la manera.

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lunes, 20 de junio de 2016

"Concurso" Vuestra historia

Hola, Buscadores (sí, hace mucho que no escribimos por aquí :P) Os recordamos que seguimos escribiendo la continuación de El Buscador :).

Hoy venimos a anunciaros que hemos participado en un "Concurso"/iniciativa, del blog "Porque amamos los libros" http://porqueamamosloslibros.blogspot.com.es, que trata de que su administrador Isma junto a la administradora de otro blog, Laura, de http://viviendoenlasestanterias.blogspot.com.es/ , han escrito un capítulo de una historia y incita a los lectores de los blogs a continuarla capítulo a capítulo.

Tras el límite de tiempo, ambos elegirán 3 capítulos finalistas y los lectores de los blog elegirán el capítulo ganador, que continuará la obra. Y así con cada capítulo.

Nos pareció una gran idea, así que hemos participado con el segundo capítulo. El viernes se deciden los 3 finalistas, a ver si conseguimos entrar jeje.

Os dejamos la entrada explicativa (por si queréis participar) y para que leáis el primer capítulo.
http://porqueamamosloslibros.blogspot.com.es/2016/06/vuestra-historia-capitulo-1.html

EDITADO: Colgaremos nuestra propuesta después de salir los finalistas :)

Saludos, Buscadores!

martes, 22 de marzo de 2016

"Un pequeño duende" - Fragmento sobre Dexter Bestram

Hola, Buscadores! 

Hoy comenzamos esta sección exclusiva para el blog donde os dejaremos pequeños fragmentos sobre personajes y/o sucesos sobre el mundo de "La búsqueda del Torem", que servirán para conocerlos un poco más y van dirigidos a aquellos lectores de "El Buscador" que les gustase y que están a la espera del siguiente libro.

NO SERÁN IMPRESCINDIBLES, ya que no todos los lectores van a llegar a este blog, simplemente son para añadir conocimiento de la historia a quién lo lea.

SI NO HAS LEIDO "EL BUSCADOR" TODAVÍA, NO SIGAS LEYENDO YA QUE PUEDE HABER ALGÚN SPOILER. ¡GRACIAS!  
Enlace a amazon:   https://goo.gl/CK6Gch

Si ya te has convertido en uno de nuestros Buscadores, puedes continuar ;)

domingo, 20 de marzo de 2016

He visto la serie "Cómo defender a un asesino"

Hola Buscadores!

Hoy os queríamos recomendar una serie, y esa es "Cómo defender a un asesino" ("How to get away with muerder").

VED EL CAPÍTULO 1 E INTENTAD NO SEGUIR!


SINOPSIS:
Cómo defender a un asesino sigue a cuatro estudiantes de derecho con una proyección de futuro muy ambiciosa. Michaela, Laurel, Wes y Patrick estudian en la Facultad de Derecho de la Costa Este, uno de los centros que dan opción a sus estudiantes a participar en casos reales y no ficticios.
A partir de ese momento, todos ellos competirán entre sí para acaparar la atención de Annalisse Dewitt (Viola Davis), una profesora y fiscal con una trayectoria profesional brillante. La incursión de estos cuatro componentes en un caso de asesinato cambiará por completo sus vidas y hará temblar hasta los cimientos de la propia universidad.

Esta serie, junto a Lost (Perdidos) es la serie con más giros y sorpresas que he visto nunca. Con un primer capítulo piloto increible, te hace querer seguir viendo capítulos sin parar, como todas las buenas series.

viernes, 18 de marzo de 2016

He visto la película "Spotlight"

Hola, Buscadores!

He visto la película Spotlight y... No se merece el Oscar a la mejor película que ha ganado este 2016.

Es mi opinión.


El film trata sobre un grupo de periodistas de un periódico que investiga los casos de pederastia de la iglesia en su estado (son de EE.UU).

Nos muestra como trabajan los periodistas, como insisten a posibles fuentes para conseguir información, como intentan llegar al findo del asunto y la fustración de no poder destapar todos los casos de pederastia que parece que se están dando. Hay algunos testimonios de algunas víctimas que te dejan sin palabras, no solo por el testimonio, sino por pensar como se sintieron en su niñez.